
soledad. Pero ahora no pensaba en aquello solo recorría las calles silbando una animada melodía mientras caminaba. Cuando los escaparates de la ciudad reflejaban su figura no podía evitar sonreír, le gustaba aquel aspecto joven, tenía cierto aire su familia paterna, concretamente a su tío Alocer. Aquel aspecto era perfecto, al menos para él pues la verdad es que estaba bastante delgado pero a Petter le gustaba colarse en todo lugar, era algo inquieto sobre todo cuando aquellas vocecitas de su cabeza no se callaban y pese a que podía ver que había en todos los lugares en los que quería colarse nunca lo hacían le gustaban las sorpresas.
Ese día no llevaba su sombrero ni uno de sus trajes extravagantes, unos simples pantalones negros y una camisa del mismo color que hacía que su pelo rojizo resaltara en cierto modo. La gente paseaba a su lado sin percatarse de quien era él y eso le llegaba a encantar, nadie le miraba raro por sus ojos bicolores, todo el mundo pensaba que serían unas lentillas por el brillo cristalino que estos tenían. claro los jóvenes de estos tiempos eran bastante curiosos y se ponían pintas aun más extrañas que las suyas, que rara era la gente.

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